Como todo lo bueno, las jornadas de «(no)maternidades desde una perspectiva feminista» también llegaron a su fin, pero estamos seguras de que su final será el punto de partida de otros inicios. Han dejado una profunda huella lo dicho, escuchado y sentido los días 11 y 12 de noviembre. Y no es para menos, porque esta cuestión que recorre nuestros cuerpos no podía pasar de otra manera. Hemos conseguido crear un espacio para hablar de las (no)maternidades. Una vez más, la sororidad ha sido el nexo de unión y el feminismo el entendimiento. Gracias a ello hemos llegado a visualizar nudos, a plantear dudas y a mostrar heridas. Hemos conocido opiniones, experiencias y modelos muy diversos sobre este tema y gracias a ello nos hemos acercado a las constelaciones de imágenes transformadoras que tan necesarias son. Hemos visto que nuestros deseos tienen una estrecha relación con las estructuras sociales y que, además, no son ajenos a opresiones y violencias.
Nos hemos referido tanto a las formas como a los matices que adopta este mandato social hacia las mujeres que nos hacemos madres, las que no nos hacemos y a las que aún no tenemos nombre. Hemos actualizado y profundizado el enfoque. En adelante vamos más formadas a la hora de reflexionar sobre el cuidado y, como ayer, abordaremos con entusiasmo la lucha por poner las vidas en el centro. Porque esa es nuestra utopía.
Gracias por estar ahí en las jornadas. Has abordado el reto con paciencia, mimo, ilusión y empatía y a corto plazo esto tendrá continuidad. Porque los retos son un mar sin sal si no lo intentamos. Hasta pronto compañera de viaje.